"La arquitectura del océano" - Reseña

 

En estos días de encierro, cuando uno ya no encuentra mucho más para hacer, la lectura es una actividad que no falla. En esta ocasión, me gustaría invitar, tanto a los que les agrada leer como a los que no, a disfrutar de las novelas de Inés Garland.

Inés Garland es una actual escritora argentina, nacida en Buenos Aires, en 1960. Inés comenzó a escribir desde muy joven, pero recién a sus 30 años se empezaron a publicar sus trabajos. En ese lapso de tiempo, esta escritora argentina vivió variedad de aventuras bajo diferentes roles. Sin embargo, no fue hasta que comenzó su éxito con la escritura que en una entrevista confesó que ahora si se dedica a lo que realmente quiere: “ya me encontré con lo que de verdad soy. Tomé el todo por las astas”, afirma Garland en una entrevista acerca de su novela “Una vida más verdadera”, junto con Valeria Tentoni.

Esta autora nos atrapa mediante su estilo particular, capaz intimista, que claramente no falta en su compilado de cuentos “La arquitectura del océano”. En esta y sus demás obras, la escritora apela a la subjetividad, me refiero a las emociones, sentimientos, relaciones. Se destaca un tema central, la inquietud del amor y, a su vez, del desamor, clasificándolas como novelas. Bajo este concepto y variadas formas del amor, sobre todo a través de los ojos de personajes femeninos, toca aspectos como la angustia y el anhelo, no obstante, lo que más impacta, son aquellos lazos afectivos atravesados por el sometimiento y la soledad. Garland en cada cuento se encarga de plantear una problemática polémica, posicionándonos fuera de nuestra zona de confort e invitándonos a la introspección.

En “El rayo verde”, el cual transcurre en un viaje familiar, al igual que otras de sus historias, Inés narra a través de la mirada de una adolescente, revelando la propia experiencia de una joven en crecimiento, quien está descubriéndose a sí misma. Durante esta historia, de fondo, en segundo plano, se puede develar una relación de poder entre un padre y una menor de edad y, una madre que prefiere hacer ojos ciegos, escondiéndose en las páginas de un libro, ubicando a la joven en una situación comprometida y bajo presión; “¿cómo negarle la lealtad que me pide?”, piensa la protagonista.

Lo interesante del modo de escritura de Garland, es cómo revela estas situaciones, pero sin decir nada en concreto, sino que las da a entender mediante las acciones o emociones de sus personajes, “la cara oculta de estos hechos son las referencias nunca explicitas”, comenta Laura Galarza en una nota sobre la obra de Inés “Con la espada de mi boca” para Página 12. Esta habilidad se muestra en todas sus narraciones, pero se puede destacar con precisión en su cuento “Oscar”, el cual se relata bajo la mirada inocente de una pequeña, quien presencia todo, pero ¿cuánto entiende? En este relato aparece una nueva pareja de amantes, un amor no correspondido y un secreto sobre un solitario personaje que deja al lector en plena duda, ¿quién es verdaderamente Oscar? ¿se trata de un hombre tranquilo e interesante como lo ve Sofía, o realmente es una persona con la que se debe mantener distancia como creen los adultos? ¿Se trata de un prejuicio o de un pasado oscuro?

 Asimismo, la autora se encarga de contarnos estas historias en presente, pero sin borrar las experiencias anteriores del personaje, generando una sensación de autenticidad. “La perra de tres dientes” es un relato bastante diferente en comparación a los demás, Inés decide cambiar el punto de vista, los personajes, el ambiente y el escenario. En este caso, el protagonista es un hombre adulto y el contexto nada tiene que ver con unas vacaciones familiares. A diferencia de los demás, posee una fuerte carga emocional con un aura negativa, compuesta por el enojo y la ira. El cuento hace hincapié en la soledad y las cicatrices, como en “Oscar”, se puede identificar el tema del abuso. En este marco, se le da importancia al pasado que nos conforma, es decir, ¿de qué estamos hechos sino de las marcas del pasado? Inés otra vez no falló en dejarnos con una sensación extraña, pero, lamentablemente, posible encima.

La escritora siempre revela los sentimientos y pensamientos de sus personajes, además, generalmente utiliza y le da importancia al contexto para lograr adentrar al lector en el momento, compenetrándolo por completo. Esto se puede observar en la historia “La cautiva”, en donde Inés describe muy bien el escenario a través de los ojos de Diana, una adulta de clase alta, dando a entender la ideología del personaje y su ámbito. En unas vacaciones junto a ella y su familia, mediante la narración descriptiva, se presencian disgustos, prejuicios, un accidente y sentimientos nuevos encontrados, los cuales dejarán a la protagonista descolocada en relación a lo que eran sus convicciones.

Garland se ocupa de que todos estos relatos finalicen abiertamente, pero de una manera particular, es como si fuera un final abierto pero continuo. En “Nada que hacer”, se narra la historia desde la perspectiva de una madre adulta, quien, al observar a su hija, experimenta sentimientos de nostalgia, de rebobinar el tiempo atrás, de deseo de juventud. A su vez, muestra la presión de la sociedad en cuando al qué pensarán los demás, preguntas como “¿habrán escuchado? ¿y qué tendría de malo?” rondan por la cabeza de esta madre. En fin, la escritora finaliza el relato como comenzó; es decir, a pesar de lo que le sucede al personaje, a la vuelta del viaje todo sigue igual, nada cambio y la sensación de soledad y melancolía permanecen en la narración. Lo mismo pasa en “El último muelle”, en el cual también se destaca el paso del tiempo. En este relato, Garland escribe acerca de una muchacha que no puede superar una ruptura, ahogándose en la soledad y melancolía de aquella relación que no pudo ser, perdiéndose oportunidades y nuevas experiencias. Al igual que todas las historias de Inés, termina abiertamente, simplemente describe instantes, instantes que en cada final nos dejan en un profundo silencio.

 “La arquitectura del océano” presenta una serie de novelas originales lejos del estereotipo del amor. Muestra diferentes realidades y perspectivas junto con sus imperfecciones y fallas, algunas cotidianas y otras siniestras, pero que, al fin y al cabo, son reales. Busca vencer los prejuicios y sincerar el deseo y el amor, mostrarlo como en verdad es, un sentimiento complejo y, por lo tanto, nada fácil. Claramente Inés intenta demostrar la propia naturaleza de las relaciones humanas. Además, su forma precisa y punzante de escribir genera que la historia cale más adentro de nosotros mismos. Su narración es densa, en el sentido que adjunta temas serios y profundos, pero, a su vez, sencilla en cuanto al momento de la lectura. No tengo duda en que cualquiera lo debería leer, especialmente porque deja al lector reflexionando. ¿Qué somos? ¿Qué hacemos? ¿Cómo afrontamos las situaciones? ¿Qué es correcto? ¿Qué no?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

"En el bosque" - Análisis

"El cuento de Navidad de Auggie Wren" - Análisis

Intercambio de cartas: Frida y el comandante