Intercambio de cartas: Frida y el comandante

 Consigna:

Sigue el intercambio de cartas: a la carta que recibió el personaje que creamos, debemos responder negándonos a la propuesta. Para ello, hay que utilizar como recurso una metáfora y una ironía, además de contraargumentar lo que nos propusieron, con todo otro procedimiento que encontremos útil.




Querido comandante

Cartas a Ricardo Fort, de parte de Frida Kahlo


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"Querida Frida, 

  Sé que escribirte en este momento es impulsivo. La realidad es que estoy atravesando un momento duro y necesito de tu ayuda. 

 Veo seguido tu obra, esa donde pintaste el corsé de metal en tu columna. Entiendo el sentimiento de que el cuerpo esté por colapsar, se asoma seguido. Te digo que yo tendría que haber tratado mi enfermedad de otra manera, porque en el momento en que decidí operarme me arruiné la vida. Ahora somos dos los dolidos que ahogan las penas en medicamentos y alcohol. Yo no puedo hacer como vos, querida, que pintas tus yesos y volves a la tierra. Aunque esta mona se vista de seda, mona se queda. 

 Lo físico siempre fue lo primero por lo que la gente me admiraba. Cuando llegué a otra edad pensé, ¿Quién me va a mirar? Me gusta que me miren. Así  fue que empecé con mi arte. ¿Por qué? Porque me encanta la fama, me encanta gastar mi fortuna. No tiene nada de malo ser hijo de un millonario, sabes, y, justamente por eso, no me voy a disculpar por la personalidad que tengo. Frida, podría ser tranquilamente como un Michael Jackson cualquiera, que derrocha toda su plata hasta quedar en bancarrota... si total ya sé que me voy a morir. Pero sería impropio de mí, no me lo puedo permitir. 

 Fui a Miami a tomar distancia y, porque soy un hombre de palabra, decidí que me quiero ir a lo grande. Mira que no soy ningún experto, pero como dijo el psicólogo C.G. Jung: "Tu eres aquello que haces, no aquello que dices que harás"

 Soy capaz de dejar el alma y mi salud arriba del escenario, es lo que amo hacer. A que vos también planeas pintar hasta el final de tus días, pichona. La cuestión es que no alcanzo yo solo esta vez. Te necesito para que sea el final más grande de todos los tiempos, se lo debo a la gente. Sé que me vas a entender, porque vos también buscas en el arte tu escape.

 No lo pienses demasiado, el tren de Ricardo Fort pasa una sola vez en la vida. Te espero donde siempre, a las 19hs. 

 El Comandante."

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Querido comandante,

                        ¿Qué anda pasando con mi viejo amigo? ¿qué sucedió con aquel hombre que no permitía que nada ni nadie le pasará por encima? ¿acaso Ricky Fort, quien sólo sabía pasarla bien, se ha perdido? Pon la frente en alto y déjate de pavadas.

      A ambos nos está llegando el final querido amigo. No hay tiempo para preocuparse en el que dirán o pensarán. A pesar de que me parece bien que sueñes con una retirada a lo grande, ya que aquella siempre fue tu manera de vivir, no creo poder darte una mano para cerrar el telón. Lo que te quiero decir es que, ¿cómo podría ayudarte si ni siquiera me puedo ayudar a mi misma? Es decir, estoy en medio de una pelea con la depresión. Y si no fuera así, ¿cómo podría llegar a tomarme el tren? ¿corriendo? Conoces muy bien las condiciones en las que me encuentro.

  Lo siento mucho comandante, me hubiese encantado poder aceptar tu propuesta, pero lamentablemente no lo veo posible. 

                                                                                                Cuídate viejo compañero,

                                                                                                                                  con amor,

                                                                                                                                                Frida.

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"Frida, 

 Necesito de tu presencia como el dinero necesita de alguien que lo gaste. Es simple, sin una persona que esté dispuesta a darle un uso a la plata, sin alguien que esté dispuesto a intercambiarla por algo, no vale nada. Los artistas somos algo parecido, sin nadie que valore nuestro talento, sin nadie que nos mire y nos aplauda, sin alguien que le busque un significado a lo que hacemos... ¿Qué nos queda? Podrías haber publicado todas tus obras en las paredes de todos los edificios, podrías haber sido una tipa sana, una mina con un destino diferente y, sin embargo, sin alguien que quisiera prestarte atención, podrías resultado tranquilamente una contadora, una jardinera o una millonaria completamente vacía. 

 Déjame doblar la propuesta. Déjame darte algo que pueda interesarte, algo que permita que cada uno viva como quiera, sin juzgar a nadie. No te voy a ofrecer guita, yo seré quien soy pero veo clarísimo a cuanto vendes tus obras. Mis chicos son muy creativos, estoy seguro de que no se van a dedicar a los negocios, ellos quieren hacer arte. La cuestión es, pichona, que ellos no son como nosotros. Las cabezas de su generación son mucho más parecidas a la tuya. Permitime dejarte la posibilidad de que no perduren sólo tus pinturas, quiero que marques una era. Hace de una de mis propiedades, la que vos elijas, una escuela. Transmití tus ideas de la realidad, de la belleza y del arte. Que sea algo grande, como el romanticismo o el nominalismo, conducilo por donde más te guste. 

 Confío en tu criterio. Quiero que seas parte de mi gran final, me hago cargo de lo que necesites. No se le corta la luz a un artista cuando está sobre el escenario, aunque tal vez se lo podría enseñar a mi vieja... en cuestión, mi vida es ese escenario. Es todo lo que me queda. Sentite halagada, yo no le ruego a nadie. 

Se va el tren, último aviso.

El Comandante."

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